Artículo: La desinformación en elecciones y pandemia. Soluciones y herramientas digitales para mitigarla
Por Elaine Ford*
La desinformación es tremendamente dañina. Lo es doblemente dañina si sucede en medio de elecciones. Y le añadiría un nivel más de nocividad si consideramos que estamos en pandemia. Pero, adicionalmente, recuerden que la desinformación no llega sola. Esta trae consigo una serie de prácticas, que ya suelen ser recurrentes en el escenario online. Como lo es el uso de trolls, bots, cuentas falsas; la viralización de noticias falsas o fake news; prácticas como los filtros burbujas o la tribalización y, además, la hiperpolarización que convierte a la esfera online en un campo de batalla. Todo esto afecta la construcción de ciudadanía y ni que decir a la democracia.
Pero, lo que es peor aún, es que ante un proceso electoral de gran envergadura, la desinformación logrará manipular a la población para favorecer a un determinado candidato. Recientemente hicimos un Foro en el marco de nuestro Ciclo Electoral Democracia Digital y ahí presentamos un interesante documental brasileño, “La verdad de la mentira”, que muestra la maquinaria de desinformación construida durante las elecciones en Brasil en el 2018 a favor del candidato Jair Bolsonaro.
Es realmente sorprendente entender cómo funciona esta maquinaria que intoxica los espacios online con fake news y cuentas con perfiles falsos, los cuales se insertan en comunidades reales que gozan de ideas o posiciones ya definidas y, así logran el propósito establecido. Claro está que no es fácil determinar quiénes están detrás de la desinformación, pero sí quienes colaboran en la propagación de ese contenido. En el proceso electoral actual en el Perú lo estamos viendo y cada vez con mayor intensidad.
En el mencionado documental también se hace referencia a los matices de la desinformación. Una periodista ahí describe los niveles utilizados cuando analizan y verifican la información. Estos son: verdadero, falso, impreciso, insostenible, exagerado, contradictorio y distorsionado. No todo es blanco o negro, por tanto, es de especial relevancia poder discernir estas características para darnos cuenta que, detrás de las sutiles diferencias, también hay un objetivo que alimenta el ánimo de desinformar.
Pero, ojo, que la desinformación no siempre lleva impreso una mala intención. En estos tiempos de elecciones y pandemia, hemos visto distintos casos, que podrían clasificarse en tres grandes categorías: la primera es cuando efectivamente hay dolo y un ánimo de hacer daño. Ante esto recordemos que las noticias falsas obedecen a intereses políticos o comerciales. La segunda categoría es cuando las falsedades circulan por error. Nunca falta el despistado que, sin revisar el contenido, lo comparte sin mayor malicia. También lo hemos visto en algunos casos con la poca rigurosidad del periodismo para confirmar hechos. Y una tercera categoría está relacionada a las emociones, es decir, cuando una noticia es difundida por un familiar o alguien con quien compartimos creencias, como la Fe cristiana. En estos casos raramente se refutará la veracidad del contenido. Lo cierto es que en todos los casos, la desinformación tiene un efecto adverso en la sociedad y los individuos.
En un segundo Foro que realizamos en el marco de nuestro Ciclo Electoral Democracia Digital, se analizó con más detalle los esfuerzos desplegados por las distintas big tech, entre ellas Facebook, Twitter y Google, a fin de evitar la desinformación en este contexto de elecciones y pandemia. Facebook mostró como ante un post falso, éste puede ser degradado a través de su penalización en el algoritmo de la red social, lo cual impide su circulación y su mayor alcance. Previamente, realizan una verificación del contenido con los medios locales. De esta manera se evita la censura. También han desarrollado una biblioteca de anuncios políticos, que son guardados por un periodo de siete años y permite saber quien paga dichos anuncios. Twitter hizo referencia a un aplicativo de Q&A (preguntas y respuestas) que pueden utilizar los políticos a fin de tener mayor interacción con la ciudadanía y poder compartir información de primera mano, fidedigna, sobre sus propuestas de gobierno.
Google mostró su gran capacidad de desarrollar soluciones para estos escenarios adversos. Han creado Fact Check Explorer, un buscador que almacena los hechos falsos o imprecisos más viralizados y explica su situación real. Google también ha diseñado iniciativas para proteger de falsedades que no solo desinforman, sino que roban datos y vulneran la seguridad y; han creado un Project Shield (escudo) para evitar que los medios sean hackeados. Cabe mencionar también a DigiMente un proyecto dirigido a niños y jóvenes que les ayuda a distinguir si una información es verdadera o falsa.
Rodrigo Salazar Zimmermann, director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana (CPP), sostuvo en el Foro que el fact-checking que realizan los medios no va a eliminar las noticias falsas, porque desinformar es barato e inmediato, mientras que la verificación de hechos desde la prensa implica tiempo, recursos, un método de trabajo que va a una velocidad muy dispar. Lo dice sobre la base a su experiencia en Perú Check, plataforma creada por el CPP para verificar noticias falsas.
Frente a esto último y ante iniciativas como DigiMente, es importante dejar claro la necesidad de dar énfasis en la educación y la sensibilización para formar ciudadanos digitales responsables, que estén en capacidad de usar su juicio crítico y raciocinio y, sean ellos mismos, quienes determinen la veracidad del contenido y así no sean fácilmente manipulados. Desde Democracia Digital estamos muy comprometidos con esta misión y lo venimos haciendo desde hace varios años. Las soluciones y herramientas tecnológicas que se diseñen servirán siempre como complemento y contribuyen a mitigar el efecto de las noticias falsas y la desinformación. Sin embargo, recuerden que estas acciones recaen principalmente en el individuo, de manera tal que su accionar es y será decisivo para enfrentar de la mejor manera esta problemática en la era digital.
* Elaine Ford es directora fundadora de D&D Internacional - Democracia Digital. Es presidente de Internet Society (ISOC) - Perú y autora del libro “El reto de la democracia digital. Hacia una ciudadanía interconectada” (2019).