NUEVO ARTÍCULO | El nuevo poder tecnológico debilita la democracia

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El nuevo poder tecnológico debilita la democracia
Es momento para que el Sur Global desarrolle su propia inteligencia artificial y no quede subordinado a las grandes potencias.
Por Elaine Ford*
El optimismo de Internet y su afán democratizador al servicio de la ciudadanía se está desvaneciendo. Uno de los grandes atributos que siempre se le adjudicó fue su capacidad de lograr una simetría respecto del ejercicio de facultades que se dan libremente en el ámbito online, donde usualmente se ha desconcentrado el poder y ha habido una horizontalidad para que las poblaciones se expresen y manifiesten.
Todo esto va cambiando vertiginosamente, al mismo ritmo en que avanza la tecnología, especialmente la inteligencia artificial generativa (IA). Hoy se ve cómo el poder empieza a recaer en pocas manos: en aquellas Big Tech o grandes corporaciones tecnológicas que reciben el respaldo político, es decir, el apoyo directo de los gobiernos con jugosos financiamientos y contratos para el desarrollo de armas y equipos militares; así como planes de acción gubernamentales que promueven el desarrollo de IA y evitan su regulación.
El reciente Plan de Acción de IA del presidente Donald Trump va por ese camino, al solicitar eliminar las barreras regulatorias innecesarias en la industria de IA. Una industria que se ha alineado rápidamente con el Ejecutivo y que, ya de por sí concentra el poder, al controlar los datos y los algoritmos lo que puede propiciar la manipulación y la vigilancia masiva de las poblaciones; favoreciendo así la persecución, la desinformación y debilitando las libertades. Y este ritmo acelerado se enmarca en una carrera global de las grandes potencias, principalmente entre Estados Unidos y China, por el desarrollo de la IA a fin de mantener la supremacía internacional.
Por más de una década he promovido los beneficios de Internet y las nuevas tecnologías, sin embargo, hoy siento temor por el futuro que se empieza a cristalizar el cual no es precisamente un escenario democrático, inclusivo y libre. Pareciera que la democracia, ya debilitada de manera progresiva en los últimos años, empezará a ser víctima de un nuevo y poderoso ecosistema tecnológico que está emergiendo.
Hace unos meses participé en una Cumbre Global sobre Innovación en Colombo, Sri Lanka, donde hubo presencia de múltiples actores de los países del Sur Global. Y tras días de análisis, una de las grandes conclusiones fue la urgencia de desarrollar sus propias tecnologías emergentes. Los países del Sur Global deben también estar en la capacidad de crear IA bajo estándares éticos y transparentes, que recoja la diversidad cultural y la realidad de sus países. Se debe avanzar hacia eso, y no conformarse con adoptar tecnología externa que, si bien puede ser muy beneficiosa, a la larga podría traer riesgos a sus poblaciones: desde aspectos vinculados a la discriminación por sesgos, hasta asuntos referidos a la manipulación y la vigilancia.
Lograrlo no será tarea fácil, pero es imperativo comenzar con la formación de jóvenes y nuevas generaciones en los estudios de robótica, ciencias de la computación, IA y carreras STEM. Se requiere innovar e invertir más en ciencia e investigación.
De acuerdo con diversas fuentes consultadas, en países desarrollados la oferta académica en robótica e IA está bien consolidada y diversificada. A través de la herramienta “Mastersportals” se identificó al menos 60 programas de maestría en robótica disponibles solo en Estados Unidos. En Europa la plataforma “Educations” muestra unos 250 programas en robótica y temas afines dispersos en más de cuatro mil universidades e instituciones de educación superior.
En contraste, en el Sur Global la presencia de títulos especializados es mucho más limitada. En 2024 más de 100 universidades africanas estaban clasificadas en áreas de ciencias de la computación, de acuerdo a “EduRank”, sin embargo, solo una minoría ofrece programas específicos y formales en robótica o IA. Egipto, Nigeria, Ruanda y Sudáfrica muestran un emergente desarrollo tecnológico.
En América Latina, la educación universitaria en áreas vinculadas a la robótica, IA y ciencias de la computación está en crecimiento, aunque aún limitada en comparación con los países desarrollados. Argentina, Brasil, Chile y México ya cuentan con varios programas de formación, investigación e innovación social. Colombia y Perú están emergiendo con propuestas académicas innovadoras en el campo de la IA.
Es evidente una brecha educacional en dichas áreas entre los países desarrollados y el Sur Global. La oferta de programas se representa también en la cantidad de estudiantes, egresados y profesionales. Por tanto, los gobiernos del Sur Global deben impulsar políticas públicas orientadas a fortalecer esto con el apoyo del sector privado, la academia y los think tanks: desde cerrar la brecha digital para que todas las personas accedan a la conectividad, hasta la formación de competencias y habilidades en niños, jóvenes, docentes, líderes comunitarios, entre otros. Idealmente, todo este conocimiento debiera comenzar muy temprano desde la edad escolar.
En esta era tecnológica que avanza muy rápido y donde cada vez es más evidente la fusión del poder político y tecnológico, se requiere que los países del Sur Global den un giro en el timón. Este nuevo escenario que está consolidándose, les demanda cierta autonomía para no depender al cien por ciento de las grandes potencias ni someterse a ellas. Y también para garantizar la libertad, fortalecer la confianza y promover una interacción en línea segura, pilares esenciales de sociedades libres y democráticas.
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* Elaine Ford es directora fundadora de Democracia Digital en el Perú y Latinoamérica. Es conferencista internacional, TEDx y autora de diversos libros, entre ellos: “El reto de la democracia digital. Hacia una ciudadanía interconectada” (2019). @elaforde
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